Danièle THERY

Lille, France

Curación inesperada!

Curación inesperada !  

Durante casi 20 años tome un tratamiento para mi tiroides.  Desde 2004, fecha en la cual la ecografía había revelado un bocio y tres nódulos  (el más grueso haciendo 2 cm). No había visto de nuevo a mi endocrinólogo y el medicamento no había sido cambiado porque el control sanguíneo era normal. No sentí a ninguna molestia y según el especialista no era necesario operar.  

Fin de marzo de 2014, hacia 10° en el norte de Francia donde vivo y llevaba ropa muy suave. Sin embargo, comencé a tener mucho calor, transpirar y tener nauseas hasta impedir el cepillado de mis dientes. Eso me hizo preocupar. Durante dos días  olvidé tomar mi medicamento  pero  los síntomas desaparecieron y me pude alimentar normalmente. Al tercer día me di cuenta que había  olvidado de  tomar mi medicamento que era "vital" y de por vida.  Empecé nuevamente el tratamiento y para mi sorpresa la nauseas y las molestias aparecieron, solo podía tomar  líquido.  

Consulté a mi médico y me prescribió una toma de sangre y una ecografía del toroide. Estaba inquieta.  Hice mis exámenes y la medida de los nódulos eran poco soportables; el resultado fue: un bocio, tres nódulos (uno de 5 cm; otro calcificado y el tercero de 2 cm). El radiólogo también estaba preocupado y me aconsejó de ver el especialista. El resultado de la toma de sangre seria decisivo. En cuanto a mí,  sentía una paz perfecta. Estaba convencida que los resultados de la toma de sangre saldrían bien  y que la operación no sería necesaria.  

El resultado dio un índice completamente normal, mientras que yo había parado el tratamiento. El endocrinólogo me recibió para un examen completo y me dio un informe: no habló de bocio sino de un solo nódulo de 5 cm y según su criterio, el medicamento ya no era necesario.  Mi tiroides funcionaba muy bien sin el tratamiento. Estuve muy sorprendida al comprobar que Dios había eliminado el bocio y los otros dos nódulos.  

Sin embargo, una noche, ese nódulo de hincho en mi garganta, no podía ni comer, ni beber, ni hablar. Era horrible! Informé enseguida por internet a mi hijo que es Pastor en Quebec.  Oro por mí con el fin de curarme completamente en nombre de Jesús.  Las nauseas desaparecieron, la tráquea se liberó, la respiración volvió a ser normal  y sentí como  si un balón de futbol se desinflara en  mi garganta.  Era sorprendente constatar  todo el poder y la fuerza de Dios.  

Desde hace dos meses, no tomo ningún medicamento. Me alimento normalmente, la temperatura de mi cuerpo es normal y no siento ninguna molestia en la garganta. Dios me ha perfectamente liberado de la enfermedad  y mi tiroides funciona a las mil maravillas.  

Tu también puedes orar en nombre de Jesús. El siempre escucha tus oraciones.  Dios hoy sigue haciendo  milagros. Nada le es imposible! mis últimos resultados de  exámenes lo confirman.  

Alabo mi Padre Celeste que me bendijo mas allá de mis esperanzas !  

Danièle  

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