Le entrego mi vida

Jesús evoca en mi el nacimiento de ese bebe que despertaba a mis 4 años una verdadera atracción. Iba a crecer con esa mirada curiosa sobre su vida, a querer hablarle sin saber por qué.

Frecuenté la iglesia Católica hasta mi primera comunión. Me gustaban esos momentos solemnes donde buscaba tocar el cielo a través de los vitrales. Llega la adolescencia, sus preguntas y sus porque, los miedos… pero Dios estaba ahí, lo sentía. Le hablé sin cesar, "El sabe todo sobre mi",  pero aun no sentía su mirada sobre mi vida. Sin embargo, a mis 18 años, en un momento de gran angustia y derrota, pedí su auxilio y terminé entregándole mi vida. Lo viví en el secreto de mi corazón y no podía compartir este momento con mi familia, ya muy reticente frente a mi vida espiritual.

Un esposo, cinco hijos y uno tomado por Dios

Muy rápido, Dios me hace encontrar mi esposo, también protestante evangélico.  Tímidamente, integre mi nueva familia en Cristo, pero guardando un poco las distancias, pues no solía socializarme con la gente que me rodeaba, así que vivía en "mi mundo con Mi Dios",  El,  el único que podía escucharme y comprenderme. El es hoy, aquel que vivió sobre esta tierra, con el fin de que yo pudiera creer  y acceder a la eternidad a su lado. Tuvimos cinco hijos y uno de ellos tomado por Dios.

Una voz de corazón para Jesús

Creo en los milagros de Dios. Era enfermizamente tímida y debía esconder ese estado por una forma de ser que a veces me ponía en situaciones ridículas. De hecho, tenía miedo de todo el mundo. Todo el tiempo debía huir de la realidad y refugiarme en mi mundo. Hace aproximadamente 4 años creamos un grupo de góspel en nuestra iglesia. Durante la fiesta de la música, decidí lanzarme y después de haber cantado con mi equipo, me encontré sola en el estrado. Un hombre paso en bicicleta y le canté una melodía que no conocía y sentí una inmensa compasión por él, sentí ganas de que él tuviera a Dios en su vida. Deje de temblar y cante muy fuerte, como yo nunca hubiera imaginado hacerlo. Descubrí en mi una voz, hasta entonces enterrada en mi corazón, porque fue de allí donde salió. Es entonces, que un nuevo sentimiento por las personas, conocidas o desconocidas para mí,  me invadió. Cantar el Amor de Dios para ellos, me saco de mi "timidez".

Transmitir la necesidad de estar con Dios

Poco después, un canto salió de manera espontanea en un momento de oración y tengo más de 40 para compartir ahora. Tengo tantos estímulos para dar y puedo expresarme sin temor. Hoy tengo un alma de guerrera! y es a causa de ese sentimiento nuevo, la compasión y el amor por los demás, el deseo que todos tengan ese encuentro con Dios y la necesidad que crean para ser salvados. Lancé mi primer álbum destinado a estas personas. Hoy, mi oficio en la tierra es cantar para el cielo!

"Creed y veréis"  Dos transforma vidas y nos ama de una manera personal.

Si supieras, tú que pasas por pasar, lo que Dios tiene en reserva como tesoro de vida para ti!

Valérie.