¡Hola amigo!

Se puede decir que soy un "ciudadano del mundo" por las varias orígenes de mi familia: nació en Africa francófona de un padre gallés de origen italiana y de una madre alemana, vivo en Francia desde mi niñez y creció hablando tres idiomas: alemán e inglés con mi familia y francés por fuera. También he estudiado un año en Córdoba, España. Quisiera contarte una parte de mi vida: como descubrió mi verdadera identidad.

Una niñez solitaria...

Tengo el privilegio de haberme criado en una familia en aquella la fé cristiana tenía mucha importancia. Por eso, he oído hablar de Dios, Jesús y las historias que cuenta la Biblia desde pequeño. De niño, lo creía solo porque mi familia creía, pero sin haberlo pensado realmente ni experimentado nunca que era la verdad, y también sin que mi fé tenga muchas consecuencias en mi vida cotidiana: seguro que Dios existe, pero él era lejos y pensaba que no se interesaba en mi.

Por otro lado, me acuerdo haber sido un chico bastante tímide y cerrado y faltaba mucho de confianza en mí mismo. Particularmente, siempre estuvo muy poco deportivo y cada vez que participaba en una actividad deportiva, era uno de los últimos, por lo de que tuvo que enfrentar muchas burlas. Por todo eso, en esa edad cruel de la niñez en aquél uno que es diferente se ve excluido inmediamente, a menudo era la víctima, el sufrelotodo, de otros niños mas extravertidos que yo. Solo tenía pocos amigos y pasaba la mayor parte de mi tiempo solo... o en compañía de mi gran pasión: los libros.

Una encuentrq que lo cambió todo...

En verano de 2001, tenía 11 años y participió en un campamiento de vacaciones. Ya había participado en otro campamiento el año de antes y no fue una buena experiencia, pero esa vez había varias personas que ya conocía, lo que me permitió integrarme más facilmente a pesar de las dificultades que tenía para relacionarme con otros.

Ese campamiento era organizado por una asociación cristiana y había tiempos de descubierta lúdica del Evangelio por una forma adaptada para niños. Yo ya sabía de memoria todo lo que se nos enseñaba, siempre lo había oído... pero esa vez había algo diferente.

Durante ese campamiento, entendí que el mensaje del Evangelio exigía que le conteste. Realizó que Dios me había creado y me quería tal como era, aunque casi no tenía amigos, pero que el mal que había hecho formaba como un abismo que me separaba de él. Tomó consciencia que por cada una de mis malas acciónes, cada vez que me comportaba de manera injusta o que hacía daño a otro, era culpable en sus ojos y merecía su justo castigo, pero también que por su amor por mí, él mismo vinio en la persona de Jesucristo para pagar el precio. Jesús, Dios hecho hombre, en Creador que se unió a su creatura hasta su bajeza y su miseria, es la única persona en toda la historia que nunca hizo nada malo, sin embargo eligió sufrir y morir en la cruz para salvarme a mí que era culpable. Eso aunque no lo merecía. Y después resucitó, demostrando así que era realmente el que decía: el Hijo de Dios y el Salvador del Mundo.

desde eso...

Durante ese campamiento, decidí que quería hacer este paso de fé: aceptar a Jesucristo como mi Salvador personal. Le agradezco a Dios especialmente porque fue el verano antes de entrar colegio, lo que me permitió reempezar desde cero, en una nueva escuela con nuevos compañeros que no me conocían ya como la cabeza de turco de servicio. Poco a poco aprendió sobrepasar mi timidez para abrirme a los otros y descubrió las alegrías de la verdadera amistad.

Ahora eso ocurrió hace ya más de 10 años. Mi vida ha cambiado muchísimo, he pasado por momentos de gran alegría y otros muy dolorosos... incluso recientemente. Pero sé que durante cada uno de esos momentos, my Salvador y Señor Jesucristo ha quedado a mi lado. Puedo resumirlo así en una sola frase : él siempre ha sido fiel, aunque yo no lo estuvo. En él descubrió mi verdadera identidad: SOY UN HIJO DE DIOS.