Padres divorciados,  guerra familiar, en la calle a mis 15 años era muy pesado para mi, quise terminar con todo pero encontré esperanza en Jesús. Cómo?  te lo voy a contar:

En medio de una verdadera guerra

Divorciados, mis padres se enfrentaron en una verdadera guerra. Cada uno intentaba atraernos a su lado a costa de la destrucción del otro. A los 7 años de edad,  mi hermano mayor es condenado a 15 años de prisión, mi madre carga toda esa culpa sobre mi padre y un día es el drama, llegan a la violencia. Veo a mi padre herido, con su cabeza empapada en sangre, la policía que aparece y nos traslada y me piden lo imposible: atestiguar.

Dios estaba ya conmigo, pues dirigió al jefe de policía, quien me excluyo del de dar testimonio.

Un largo descenso destructivo

Después de ese episodio, no volví a ver a mi padre  y la situación se complica. Mi madre desarrolla paranoia y esquizofrenia y pierde su empresa, lo que por consiguiente  nos conduce a la calle. Mi hermana y mi madre se quedaron en un hogar de acogida, mientras que mi hermano y yo estuvimos deambulando   entre la droga, el alcohol y la prostitución. A los 12 años mi madre no soporta más y  somos librados a nosotros mismos.  Durante 3 años nos dedicamos a mendigar y trabajar para poder comer, teníamos una ayuda de alimentos pero no era suficiente para acabar la semana.

Demasiado pesado para mi, quise acabar con todo pero encontré la esperanza en Jesús

A los 15 años, tenía la impresión que ya nada era posible y solo veía la muerte como salida. Decisión tomada y listo para hacerlo, cerré los ojos y dije "perdóname Dios mío, es demasiado para mí y no puedo más", pero en ese momento, retorne a mi infancia, feliz, riendo y cantando con otros niños, imágenes muy claras que no tenia ningún problema identificar, imágenes de la escuela de domingo  en la iglesia donde mi padre nos solía llevar. Un pensamiento invadió entonces mi corazón, la muerte no era la solución, Dios tenía un plan para mí y podía ser feliz.

Un ascenso espectacular

Aquel día decidí entregar mi corazón a Dios, de hacer eso que debía para encontrarlo y seguirle. Fui a la oficina del juez una mañana en la que habitualmente  no atendía, pero Dios estaba ya ahí y el juez nos recibió a mi hermano y a mí, nos ayudó a buscar a nuestro padre y a regresar con él. Volví  a la iglesia y me bauticé a la edad de 17 años.

Hoy, por fin encontré la verdadera felicidad!

Hoy encontré la felicidad, Dios me ha colmado en bendiciones, y decidí servirle. El me concede mas de lo que hubiera esperado. Todavía encuentro obstáculos, pero tengo mi esperanza puesta en El, quien ha dado todo por mi y no tengo nada que temer. Dios nos ama y no hay nada imposible para El y nos colma en toda cosa. El lo ha hecho por mí y te voy a decir algo maravilloso:  "Soy importante para El y tu también lo eres, El te ama y te puede ayudar…

Si tu quieres hablar, no dudes en contactarme,

Joachim