La angustia invadía mi corazón y mi alma
De la infancia a la madurez
Verdaderamente no tengo recuerdos ni de mi infancia ni de mi padre. Las solas imágenes que me quedan son algunas fotografías. Intenté saber más sobre mi padre, pero son muy pocas las anécdotas, sin contar con el resentimiento debido a sus errores y la consecuencia de algunos de sus actos. Entre esos recuerdos, encontré mis calificaciones y algunas fotografías de mis primeros años de escuela, donde veo un niño inocente y alegre. En los comentarios de mis notas, leo "Buen estudiante, puedes hacerlo mejor" , incluso estando a dos puntos del primero. Hoy, casado y padre, me doy cuenta día a día de lo importante que es el equilibrio familiar para un niño.
La caída libre hacia el desespero
Después de la muerte de mi padre y el segundo matrimonio de mi madre, mi infancia se fue lentamente hundiendo en la desesperación durante más o menos 10 años. Gritos de sufrimiento e injusticia, desde esta edad hasta mis 20 años, me causaron abatimiento moral y físico, llevándome desde muy temprano a tener amistades poco recomendables, a desinteresarme de mis estudios, a buscar los placeres de este mundo, a consumir droga…y durante éste tiempo me invadieron la soledad y las pocas ganas de vivir. Así, el desespero crecía en mi corazón y en los más profundo de mi alma.
Del desespero, a una vida nueva
" Dios tiene un plan para ti! " Esto fue lo que me dijo un amigo un día. Estaba todavía muy lejos de comprender el sentido hasta hoy. Esta frase no dejaba de resonar en mi corazón. Poco tiempo después, decidí ir en busca de ese Dios que hace milagros en la vida de los jóvenes. Escuchando el evangelio por primera vez, fui tocado por el mensaje de Jesucristo y de esos valores que creía perdidos para siempre: el amor, el perdón, la solidaridad, la compasión, la bondad, la buena voluntad y muchas más.
Actualmente
Soy un hombre totalmente renovado por el amor de Cristo. Ya no estoy sumido en el desesperación, al contrario, lo que me consume hoy es el deseo de transmitir el milagro que Jesús ha hecho en mi vida y en la vida de un número incalculable de personas a través del tiempo y las circunstancias. Estoy invadido por la esperanza indescriptible que Dios ha puesto en el corazón de sus hijos. La vida no es más que un pasaje hacia una vida mejor. Mientras tanto, Dios me ofrece una nueva vida intensamente rica, evidentemente con sus dificultades, pero sé y vivo plenamente convencido que en cualquier momento puedo encontrar en El consuelo, tranquilidad y fuerza para continuar.
Ahora te toca a ti!
Te invito a reflexionar sobre la manera de continuar tu existencia, la oportunidad de creer de nuevo en los verdaderos valores de la vida y a hacer el bien a todas las personas a quien amas y que te rodean. En un momento donde te encuentres solo, aprovecha para pedirle a Dios que se manifieste en tu vida para que encuentres esa esperanza que no morirá jamás.
Fabrice