Myriam Mancebo

Coulommiers, France

¡El Creador del Universo se interesa en mí!

Desde pequeña, crecí con los valores de la fe cristiana que mis padres me transmitieron. Orar en casa, iglesia, hija de Pastor, en pocas palabras, nací como se dice “entre dos páginas de la Biblia”. Dios era, por tanto, una evidencia de la cual no tenía duda que existiera. Asimismo, Dios había premiado varias ocasiones mi fe cuando era niña. Me acuerdo de una tarde en particular, tenía 10 años y tuve miedo en un carro y pedí a Dios que me demostrara que me estaba protegiendo. De ser el caso, un loco manejando debía acercarse a nosotros pero no nos tocaría. Sí lo sé, es una extraña petición, pero de manera sorprendente, minutos más tarde, fue exactamente lo que ocurrió. Estaba impresionada  y sabía que Dios me protegía.

 

Tenía necesidad de Él y Él estaba dispuesto a aceptarme tal cual era. Estaba consciente de no ser perfecta y me percaté rápidamente de mi naturaleza, que el fondo de mi corazón no estaba del todo limpio y eso me separaba de Él. En los años siguientes, le confié el resto de mi vida.

 

En ese momento, comparaba mi vida con una lluvia tranquila… hasta el día donde las primeras tormentas comenzaron a sacudir las aguas.

 

Aférrate, algunas turbulencias….

 

Durante mis estudios de geografía, estuve expuesta a algunas dificultades en la búsqueda de mis interinatos, para validar mi último año de maestría. Años más tarde, conocí el desempleo y, paralelamente, ser soltera.

 

Tenía la impresión que no tenía nada de todas las cosas importantes a los ojos de los hombres.

 

En lo más crítico de la situación, viví momentos de duda e incomprensión: ¿Dónde estaba Dios? ¿Qué esperaba para contestar mis oraciones? ¿Es que no era lo suficientemente buena para tener esas bendiciones también yo? ¿Qué debía aprender?

 

Mi valor y mi identidad fueron seriamente debilitadas y mis pensamientos me acarrearon al fondo como si se tratara de una ancla pesada. A veces desanimada, a veces sin fuerza, a veces al límite o enojada…

 

¿Es que mi vida se le olvidaba a Dios?

 

¡…pero el Dios de mi vida seguía al mando!

 

No, puedo decirles con toda seguridad, NO, ¡Nada se escapa de su control! En cada una de esas etapas, pude ver a Dios actuar en mi vida. Le vi abrir puertas inesperadas en caminos que no habría imaginado en el ámbito de mis estudios y mi trabajo. Le vi responder a cada una de mis necesidades materiales. Le vi darme felicidad y las fuerzas mismas que se me habían acabado. Le vi cuando me cargaba mientras mis problemas eran demasiado pesados. Y le vi conducirme en proyectos que nunca hubiese imaginado porque no me sentía con la capacidad suficiente.

 

A través de todas estas etapas de mi vida, fui tocada de ver la forma que el Creador del Universo se interesaba por mí, pequeña criatura microscópica que soy. Me ama y tiene su mirada en los más pequeños detalles de mi vida. En cada una de esas experiencias, me hizo descubrir nuevas facetas de su carácter, de su amor por mí cambiando el fondo de mi corazón, que no era aún bello. ¡Nada llega por azar!

 

La vida está lejos de estar escrita y su lote de incertitudes y aventuras también, pero camino con la seguridad que ese Dios grande está a mi lado en cada instante.

 

Tu trayecto se parece al mío o tal vez no, en todo caso, no dudes en contactarme si tu deseas que dé algunos pasos contigo para ayudarte a descubrir al Creador.

 

 

Myriam

 

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