Cuando decidí seguir a Cristo tenía 10 años. Ví una esperanza que no había encontrado en la televisión ni en las vidas de mis compañeros de clase.

Una idea equivocada que se suele tener del cristianismo es que la vida mejora una vez que te conviertes en cristiano. A pesar de no haber tenido una vida dura y haber sido bendecido de muchas maneras diferentes; desde que decidí seguir a Jesús, a menudo me he sentido solo.

Todo el mundo desea llegar a ser conocido; y desde que era pequeño he pasado de grupo de amigos en grupo de amigos, sin llegar a sentir en ningún momento que tuviera una conexión real con ninguno de ellos. Cuando me siento así, tiendo a separarme de Dios y de la gente. Y entonces es cuando mi soledad crece exponencialmente. Más de una vez no me he sentido conocido o deseado, y esto me ha llevado a creer mentiras como que nadie quiere conocerme, que no importo y que nunca tendré amigos de verdad.

El deseo de ser conocido no está mal. Pero he aprendido que es mentira que no soy conocido y que estoy solo.

Salmos 139:1-2, 13-14 dice

Oh Jehová, tú me has examinado y conocido.

Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme;

has entendido desde lejos mis pensamientos.

Porque tú formaste mis entrañas;

tú me hiciste en el vientre de mi madre.

Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras

En el Salmo 139 puedes ver que Dios te conoce mucho mejor y más íntimamente que cualquier persona en el mundo. El conoce tus pensamientos y tus deseos y tú fuiste formidable y maravillosamente creado.

Este sentimiento de soledad es real y es difícil. Pero intenta comprender lo siguiente: Jesus te conoce mucho mejor que cualquier individuo en el mundo. Si tú lo sigues, El te pondrá en alto y te dará esperanza. Aún lucho con el sentimiento de soledad, pero he aprendido que necesito pelear contra este tipo de sentimientos, imponerme. Acercarme a Dios, el único que me conoce realmente. Necesito acercarme más a aquellas personas en mi vida que me pueden guiar hacia Dios, intentar no perder el contacto con ellos y mostrarles más amor.

No es fácil, pero vale la pena.

Puede que te sientas solo y pienses que nadie te conoce, pero has de saber que no lo estás. Dios te conoce y te ama mucho. Hay esperanza en Jesús.